Lo que más temía, me sobrevino; lo que más me asustaba, me sucedió.
Job 3:25 (NIV)
Mucha gente no entiende la historia de Job. Piensan que se trata de cómo Dios probó a un buen hombre con sufrimiento. Si bien es cierto que el libro habla de mucho sufrimiento, la vida de Job no fue solo de sufrimiento. De hecho, según la tradición judía, su sufrimiento duró solo unos meses.
Algunas personas también creen que, en este libro, Dios fue influenciado por el diablo. Piensan que Dios permitió que satanás le quitara sus posesiones a Job porque el diablo lo convenció de hacerlo (Job 1:11). Como si satanás pudiera convencer a Dios de cualquier cosa. La intención de Dios al dejar que el diablo le quitara las bendiciones a Job no era poner a prueba a Job, sino librarlo de su temor. Dios sabía que Job sentía que no merecía estos bienes y por eso temía perderlos.
Hijos de Dios, el temor es un imán. Atraemos todo lo que tememos. Por eso la Biblia nos recuerda constantemente que no debemos temer. Dios sabía lo que Job iba a hacer y cómo iba a reaccionar al perderlo todo. Dios es omnisciente. Usó al diablo para ayudar a Job a descubrir el temor que había en su corazón. Si no lo creen, miren hacia atrás en sus vidas. ¿Ha sucedido algo que temían?
Conozco a alguien que teme la pérdida de sus autos por robo. Le han robado tres coches. Se podría pensar que es lógico temer el robo de autos, después de tres autos robados. La realidad es que esta persona confiesa que antes de que le robaran sus coches, sabía que los iba a perder. ¿Es eso una coincidencia? Tal vez, pero creo que también existe la posibilidad de que atrajeralo que temía . También conozco a alguien que sabía que le daría cáncer y le dió. Le pasó lo que más temía.
El temor es lo opuesto a la fe. Cuando decimos lo que tememos, le estamos dando vida a eso. Confesamos con nuestra boca lo que creemos en nuestro corazón. Lo que le pasó a Job es una lección para todos nosotros. ¿Qué temes? ¿Qué estás atrayendo a tu vida? En la vida, debemos ser cuidadosos, pero no temerosos. Examina tu corazón y arrepiéntete de cualquier temor que encuentres en él. No le des al diablo un lugar en tu vida atrayendo lo que temes. Vive por fe, no en temor.
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