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  • fhuezo

Cuando el Perdón no Llega

Sabemos mucho sobre el perdón. Todos sabemos que cuando perdonamos a alguien, no estamos liberando a esa persona de su pecado ni de las consecuencias de ese pecado. Nos estamos liberando nosotros de la esclavitud a la que nos somete la falta de perdón. Sin embargo, ¿qué hacemos cuando pedimos perdón, pero el perdón no es otorgado?


¿Qué hacemos si, incluso después del arrepentimiento, la persona a la que herimos no puede perdonarnos? Debido a la ignorancia, la inmadurez o simplemente el quebrantamiento, algunos de nosotros cometimos errores en nuestro pasado que lastimaron a nuestros seres queridos. Ahora que estamos en Cristo, sabemos mejor o estamos emocionalmente más sanos, reconocemos nuestros errores, nos arrepentimos de nuestros pecados y deseamos poder regresar en el tiempo.

Sería maravilloso borrar nuestros errores del pasado, pero como no podemos hacerlo, sólo podemos enmendar nuestros errores y pedir perdón a las personas a las que herimos. Muchos son bendecidos, reciben el perdón y se reconcilian con sus seres queridos, pero ¿qué hacemos si eso no sucede?


Después de que Caín mató a su hermano Abel, Dios lo alejó de su familia y de su tierra natal, no sin antes darle la oportunidad de seguir adelante. Si lees Génesis cuatro, verás que Caín ni siquiera mostró signos de arrepentimiento, sin embargo, Dios no permitió que nadie lo matara, lo cual merecía. Más tarde leemos que Caín fue el padre de Enoc, un hombre tan piadoso que caminó con Dios y Dios se lo llevó.


Dios es el Dios de las segundas oportunidades. Si has pedido perdón a personas a las que ofendiste o lastimaste en el pasado y ellos no pueden dártelo, quiero que sepas que Dios puede perdonar cualquier pecado. Acepta Su perdón, perdónate a ti mismo y ora por las personas a las que has perjudicado, no para que te perdonen, sino para que Dios los salve o los bendiga con sanidad emocional.


Después de eso, todo lo que puedes hacer es esperar en el Señor. Él es un Dios de milagros y puede cambiar corazones. Si finalmente el perdón llega, tu corazón se llenará de alegría. Aun así, si no llega, es posible que no puedas corregir tus errores con la persona que lastimaste, pero siempre hay oportunidades para corregir los errores de otros.


Es posible que no puedas pedir perdón a un ser querido que ha fallecido, pero puedes ayudar a alguien a perdonar a otros mientras aún están vivos. Quizás no puedas enmendar las cosas con tus hijos, pero puedes bendecir a los hijos de otra persona. Es posible que tu matrimonio se haya perdido, pero Dios puede usarte para evitar el divorcio de otra persona.


¿Qué hacemos cuando el perdón no llega? Dios nos perdonó, nos perdonamos a nosotros mismos y, con la ayuda de Dios, nos convertimos en instrumentos de sanidad. Quién sabe si al lograr que otros perdonen a sus ofensores, Dios pueda cambiar el corazón de las personas a las que ofendimos y finalmente llegue nuestro perdón. Sigue adelante, amigo mío, conviertéte en un agente de sanidad.








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