Mientras Jesús subía a la barca, el hombre que había sido poseído por un demonio le suplicó que lo acompañara. Jesús no se lo permitió, pero dijo: "Ve a casa con tu propia gente y diles cuánto ha hecho el Señor por ti y cómo se ha compadecido de ti".
Lucas 5: 18-19 (NVI)
Imagínalo, al lado de Jesús hay un joven que lleva la ropa de otra persona, probablemente le quedaba grande. Su cabello está desordenado y ni siquiera sabe qué día es. Sin embargo, sonríe de oreja a oreja. Acaba de ser liberado de una legión de demonios. Por temor, la gente de la región le pidió a Jesús que se fuera. Antes de que el pobre supiera exactamente lo que sucedió, el hombre que acababa de devolverle la vida se subió a un bote.
Me pregunto qué pasó por su mente cuando vio que el Maestro se iba. Probablemente miró hacia atrás a las tumbas entre las que había vivido y pensó: “No puedo quedarme aquí, y tampoco puedo volver con mi familia. ¿Qué pensaría la gente? ¿Cómo puedo explicarles mi comportamiento pasado? " No, pensó, "Aquí no hay nada para mí".
Corrió hacia el bote y le rogó a Jesús que lo llevara con Él, pero Jesús le dijo NO. Jesús no permitió que este hombre se subiera a la barca con Él. En lugar de decirle sí, ven y sígueme, como les había dicho a los doce discípulos, le dijo: VE a tu casa. Vuelve con tu propia gente y diles cuánto ha hecho el Señor por ti.
¿Te imaginas cómo se debe de haber sentido este hombre? Ir con Jesús, servirle, ayudarlo, tenía sentido. Era un buen testimonio, “el endemoniado es liberado y sigue a su libertador”. Parecía bueno, excepto que Jesús no estaba interesado en lo que parecía bueno ni en lo que tenía sentido. Jesús solamente estaba y está interesado en hacer la voluntad del Padre. Jesús le dijo NO, pero no lo dejó sin rumbo. Le dijo lo que tenía que hacer.
¿Alguna vez Jesús ha rechazado alguna de tus ideas? Hasta hace unos años, yo era una experta en decirle a Jesús lo que pensaba que deberíamos hacer y me decepcionaba cada vez que Jesús me decía NO. La buena noticia es que, a mí, al igual que al ex endemoniado, Jesús siempre me dice qué hacer después de cada uno de sus NO, y cada vez que hago lo que Él dice, soy bendecida. Si Dios está diciendo NO a tus planes actuales, no pierdas tu gozo. Pronto escucharás su VE, y cuando Dios dice VE, las bendiciones siempre siguen.
Decepcionado y triste, el joven obedeció a Cristo. Regresó a su pueblo y les dijo todo lo que el Señor había hecho con él. La Biblia nos dice que cuando Cristo regresó a esa zona, la gente ya no le temía. Para entonces, muchos habían oído hablar de Él y lo recibieron con gozo. Puede que no entendamos por qué Dios nos dice que NO, pero podemos confiar en sus planes para nosotros. Camina en fe cuando É te diga VE. Te prometo que nunca te arrepentirás, y tal vez tu obediencia ayude a muchos a recibir a Jesús con gozo.

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