Pero Roboam rechazó el consejo que le dieron los ancianos y consultó a los jóvenes que habían crecido con él y lo estaban sirviendo.
1 Reyes 12: 8 (NVI)
Acabo de escuchar la historia de un pobre hombre que se unió a una secta religiosa y casi pierde la vida. El hombre terminó desnudo en un hospital con horribles alucinaciones. Cuando su familia finalmente lo encontró en ese hospital, no pudieron reconocerlo. Estaba delgado, sus pies estaban hechos un desastre por caminar descalzo por el desierto y nada de lo que decía tenía sentido. Terminó en esa situación porque no escuchó los consejos de sus familiares y siguió los consejos de aquellos que él creía que eran sus amigos.
Esa historia me recordó la historia de Roboam, el hijo del rey Salomón. Este joven había heredado el trono del mejor rey que Israel había tenido. Seguramente, los zapatos de su padre eran difíciles de llenar. Por eso, no es de extrañar que cuando algunos líderes le pidieron que aliviara un poco las demandas que les había impuesto su padre Salomón, Roboam buscó consejo.
El capítulo doce de 1 Reyes nos dice que Roboam primero se dirigió a los ancianos del pueblo en busca de dirección. Lamentablemente, el rey también buscó el consejo de sus amigos que habían crecido con él. La Biblia nos dice que Roboam, en lugar de seguir el consejo de las personas que tenían la experiencia y la sabiduría para gobernar, siguió el consejo de los jóvenes que le servían. Siguió los consejos de las personas que le dijeron lo que quería escuchar.
Esa decisión dividió a Israel. Roboam destruyó en días lo que su padre y su abuelo tardaron años en lograr. Hijos de Dios, debemos tener cuidado. Vivimos en una época en la que las personas se ofenden fácilmente con la verdad y no quieren escuchar buenos consejos. Hay muchos que como Roboam van de persona en persona, de iglesia en iglesia, y de profeta en profeta buscando que alguien les diga lo que quieren escuchar.
Hijo de Dios, no seas ingenuos. No te dejes llevar por las voces de los que endulzan tus oídos. Sométete a la gente sabia. Rodéate de personas que te amen lo suficiente como para decirte la verdad. No sigas a los populares ni a los famosos, sigue al Espíritu Santo. Recuerda que, por un mal consejo, puedes causar dolor a muchos y / o terminar en un hospital desnudo y sin zapatos.
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