Entren por sus puertas con acción de gracias; vengan a sus atrios con himnos de alabanza; denle gracias, alaben su nombre.
Salmo 100:4 (NVI)
Uno de mis hermanos se mudó a una comunidad donde uno necesita un código de puerta para entrar. No importa quién soy, o el motivo de mi visita, para entrar a su vecindario, necesito saber el código. Como lo visito con bastante frecuencia, mi hermano compartió su código de puerta conmigo, y ahora puedo entrar sin importar a qué hora lo visite.
Recientemente visité una iglesia donde el líder de alabanza invitó a la congregación a entrar a la presencia de Dios. El equipo de alabanza había hecho un trabajo maravilloso guiándonos y la presencia de Dios era increíblemente dulce, pero noté que no todos la estaban disfrutando. De repente, tuve una idea. Así como cualquier persona puede llegar a la portón de mi hermano, pero no todos los que llegan a ese portón pueden entrar a su vecindario, no todos los que están en la presencia de Dios se benefician de ella.
Dios está en todas partes, pero no todos pueden entrar por Sus puertas. La Biblia nos dice que entramos por Sus puertas con acción de gracias en nuestros corazones. Cualquiera puede ir a la iglesia y cantar. Quien sabe, a lo mejor hasta el diablo lo hace, pero ir a la iglesia no nos lleva automáticamente a la presencia de Dios. De la misma manera que no dejamos entrar a nuestra casa a todo extraño que llama a nuestra puerta, Dios no abre sus puertas a cualquiera.
Puede ser que algunas personas no entiendan por qué es importante entrar en la presencia de Dios, pero es posible que esas personas nunca la hayan experimentado. Durante muchos años pensé que para ganar terreno para el Reino de Dios necesitaba guerrear fuertemente contra santanas, pero estaba equivocada. No hay ninguna necesidad en la presencia de Dios, ni siquiera de guerra espiritual. Donde está Dios, hay paz. El temor corre de Dios. La muerte también lo hace. Todo lo muerto resucita en Su presencia.
El código para entrar a las Puertas del Cielo es acción de gracias. Un corazón agradecido alaba a Dios antes de pedirle algo. La gratitud reconoce la bondad de Dios antes de sentarse a Su mesa. Hijo de Dios, la persona que viene a Dios dando gracias y alabando Su nombre, siempre encontrará las puertas de Su casa abiertas de par en par, y las riquezas de Dios siempre estarán disponibles para él.
VIVIENDO TU FE
Antes del final del día de hoy, usa tu código. Entra en las puertas de Dios y disfruta de la bondad de Dios en su presencia.
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