Tengo una amiga que ha trabajado durante más de 20 años contra el tráfico humano. Recientemente comenzó a trabajar salvando a jóvenes que no son traficados por sexo sino por órganos. Intentó compartir conmigo un testimonio sobre una joven que su ministerio salvó, pero no le permití terminar de contármelo.
Estaba segura de que la historia era poderosa, pero el horror de lo que ella estaba compartiendo conmigo era demasiado. Sabía que tendría pesadillas si seguía escuchándola. Le pedí disculpas diciéndole lo cobarde que soy, a lo que ella respondió: "No te preocupes amiga, no todos tienen la gracia de caminar por donde yo camino", y cambiamos de tema.
Después de colgar con mi amiga, el Señor comenzó a hablarme sobre el lado oscuro de Su gracia. Con esto no quiero decir que la gracia de Dios sea oscura; Dios es luz. Lo que quiero decir es que a veces Él puede pedirnos que caminemos por lugares oscuros donde sólo Su asombrosa gracia puede darnos la fuerza para hacer lo que Él nos pide que hagamos.
Por la tierna misericordia de nuestro Dios, por la cual el sol naciente vendrá del cielo hacia nosotros para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte, para encaminar nuestros pies por el camino de la paz.
Lucas 1:78-79 (NVI)
Jesús vino a rescatar no sólo a los pecadores sino también a las víctimas inocentes de los pecados de otros, y quiere usar a su iglesia para hacer lo mismo. A veces, por no haber visto o experimentado el horror que otros viven a diario, es más fácil no pensar en tal sufrimiento, pero si amamos a Dios, debemos amar lo que Él ama y sufrir con los que sufren.
Por supuesto, no todos estamos llamados a rescatar a las víctimas del tráfico humano, pero lamentablemente las jaulas o prisiones donde viven estas víctimas no son los únicos lugares oscuros donde la gracia de Dios puede llevarnos. Nuestro lugar oscuro puede ser el área de personas sin hogar de nuestra ciudad, una cárcel o la unidad de quemados de un hospital.
Para algunos, un lugar oscuro puede ser amar a un familiar que por adicciones ya no es parte de la familia. Uno de los lugares oscuros a donde nos puede llevar la gracia de Dios es a perdonar y orar por quienes nos hicieron víctimas de sus pecados. Ése, amigos míos, es un lugar oscuro, pero ni siquiera esos lugares son rival para la gracia de Dios.
Mi desafío para nosotros esta semana es doble. Primero, oremos por las víctimas del tráfico humano y por las personas que están arriesgando sus vidas para salvarlas; y segundo, si el Espíritu Santo nos lleva a lugares donde experimentamos el lado oscuro de Su gracia, no retrocedamos. Hagamos lo mejor que podamos para rescatar a cada persona que vive en oscuridad, aferrándonos a la gracia de Dios que reside en esos lugares oscuros.
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