La compasión es una preocupación sincera por el sufrimiento de los demás.
Ella dijo a su señora: "¡Ojalá mi amo viera al profeta que está en Samaria! Él lo curaría de su lepra".
2 Reyes 5:3 (NVI)
Jesús es el epítome de la compasión. La compasión es el motivo de todo lo que hace y de todo lo que hizo antes de la crucifixión. Nosotros somos los representantes de Dios en la Tierra. La compasión debe movernos. El sufrimiento de los demás debe inspirarnos a hacer algo para aliviarlo.
En el libro de 2 Reyes encontramos un ejemplo de compasión que muchas veces pasa desapercibido. Es lo que una joven hizo por su amo. La conocemos como la esclava de Naamán. Esta joven hebrea sin nombre fue llevada cautiva a Siria, pero nunca permitió que las circunstancias desafiantes disminuyeran su inmensa fe en un Dios bueno.
No sabemos mucho sobre ella. Podemos reconstruir que probablemente fue capturada en una redada en su aldea. Esta niña había sido vendida como esclava y trabajaba como sirvienta. No sabemos cómo la habían tratado, pero se atrevió a hablar para ayudar a Naamán. Ella sabía que su Dios podía sanarlo.
A menudo pensamos que solo las personas con vidas fáciles y sin dolor pueden sentir compasión por los demás, pero esa no es la realidad. Si solo las personas que no conocen el sufrimiento cuidaran de los demás, nadie lo haría. La verdad es que las personas que más han sufrido son las más compasivas porque conocen el dolor.
Nos volvemos más compasivos y tenemos una mayor empatía después de haber experimentado pérdidas o haber pasado por un trauma. Esta joven estaba lo suficientemente preocupada por la salud de su amo como para hablar y tratar de ayudar en su situación. Ella es una verdadera inspiración. Tenía compasión por las personas que no la amaban, sino la usaban. Había perdido a su familia, pero no su compasión ni su fe.
Somos la iglesia, los seguidores de Cristo. Nuestra compasión debe ser evidente. La gente debería poder ver esa marca de Cristo en nosotros desde lejos. Dios ha sido tan bueno y tan fiel con nosotros que no importa si estamos en una buena o mala temporada, debemos seguir el ejemplo de esta joven hebrea. Debemos hacer lo que podamos para aliviar el dolor que nos rodea.
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