Ustedes quédense quietos, que el Señor presentará batalla por ustedes.
Éxodo 14:14 (NVI)
Conoces la historia; Israel estaba entre la espada y la pared. De un lado tenían el Mar Rojo y del otro a Faraón y su ejército. No había manera de escapar. Tenían tanto temor que le preguntaron a Moisés: "¿Fue porque no había tumbas en Egipto que nos trajiste al desierto para morir?" (Éxodo 14:11)
Supongo que en su temor olvidaron que quien los sacó de Egipto fue Dios, no Moisés. Dejaron que su naturaleza humana (su carne) los gobernara y en lugar de clamar a Dios, vinieron contra Moisés. Si eso hubiera sucedido cuarenta años antes, Moisés probablemente habría retrocedido y dejado que Faraón se saliera con la suya. Sin embargo, los cuarenta años que pasó en el desierto habían convertido a Moisés en un líder paciente que podía manejar a Israel.
Se había enfrentado a ese desierto durante cuarenta años. Moisés escuchó a Dios en la zarza ardiente y ahora pudo reconocer su voz. Él sabía mejor. En lugar de perder la cabeza cuando vio a ese ejército, le dijo a la gente: “El Señor peleará por ustedes; solo necesitan estar quietos”. Mis amigos, muchos de nosotros hemos estado caminando con Cristo lo suficiente como para saber mejor. Hemos caminado con Cristo por algunos desiertos, hemos visto algunas zarzas ardiendo y hemos escuchado Su voz calmando nuestras tempestades.
Cuando la gente tiene miedo, tiende a dejar que su carne los gobierne. Las personas que te rodean pueden no estar entre un ejército y un océano, pero pueden tener temor. Muchas personas en Sacramento, donde vivo, tienen familiares y/o amigos en Ucrania o en Rusia. Temen por la seguridad de sus seres queridos. Personas de todo el mundo están lidiando con la escasez, la inflación y los resultados duraderos de Covid 19.
Es hora de que aquellos de nosotros que conocemos a Jesús actuemos como lo hizo Moisés. No prestes atención a las personas que reaccionan en su carne a tu alrededor. Asegúrate de que tu carne actúe de forma santificada. Sé el que trae paz donde haya temor. Sé el que da testimonio del poder de Dios para salvar, proteger y proveer. Diles a los cristianos a tu alrededor: "Quédense quietos y dejen que Dios pelee por ustedes". Hazles saber a tus amigos y familiares que no son salvos que pueden confiar en el Dios al que sirves. Sé quién calme las tormentas dondequiera que vayas.
Nuestro Dios lucha por nosotros. Solo necesitamos estar quietos.
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