Eliseo lo dejó y regresó. Tomó su yunta de bueyes y los sacrificó. Quemando la madera de la yunta, asó la carne y se la dio al pueblo, y ellos comieron. Luego partió para seguir a Elías y se puso a su servicio.
1 Reyes 19:21 (NVI)
¿Has notado lo difícil que es hacer que la gente se comprometa con algo hoy en día? Las parejas ya no se casan. Viven juntos, por lo que es más fácil ir por caminos separados si las cosas no funcionan. Ya no compramos autos. Los alquilamos. Nadie puede comprar una casa no solo porque los precios son muy altos, sino también porque ya nadie se queda en un solo lugar.
No me hagas hablar de la falta de compromiso de la gente con la iglesia. La gente ya no se vuelve miembro de una iglesia. En cambio, miran cinco iglesias en línea. También es difícil encontrar voluntarios comprometidos para trabajar en la iglesia. Recuerdo cuando uno de los voluntarios del departamento de niños me llamó el martes para decirme que creía que estaría enfermo el domingo y que lo quitara del horario para el fin de semana.
Esa, mis amigos, no fue la historia de Eliseo. Cuando el profeta Elías le extendió la invitación para ser su servidor o, como lo llamanos hoy, su asistente ejecutivo, se comprometió de todo corazón con el trabajo. Su compromiso fue tan severo que en caso de que se sintiera tentado a volver a su antigua vida, la Biblia nos dice que asó sus bueyes usando su equipo de arado para leña. Se aseguró de que no quedara nada de su antigua vida por si alguna vez tenía la tentación de regresar a ella.
Pueblo de Dios, hoy quiero recordarles humildemente que entregaron su vida completa a Cristo cuando vinieron a Él. Ser cristiano es ser un seguidor de Cristo. No lo seguimos sólo cuando es conveniente o popular hacerlo. Nuestro compromiso con Cristo no es solo para algunas partes de nuestra vida o algunos días de la semana. Jesús es Señor de toda nuestra vida o no lo es en absoluto.
Si Cristo no gobierna tu habla, relaciones, finanzas, pasado, presente, futuro, etc., Él no es tu Señor. Puedes pensar que Él está de acuerdo con tener la mitad de tu corazón, pero no te dejes engañar. Eventualmente, llegará el día en que algunos oirán: “Apartaos de mí. Nunca os conocSi Cristo no gobierna tu habla, relaciones, finanzas, pasado, presente, futuro, etc., Él no es tu Señor.
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