¡Reconozcan que el Señor es Dios! Él nos hizo, y le pertenecemos; somos su pueblo, ovejas de su prado. Entren por sus puertas con acción de gracias; vayan a sus atrios con alabanza. Denle gracias y alaben su nombre.
Salmo 100:3-4 (NTV)
Hace unos días, el Señor comenzó a compartir conmigo sobre la importancia de la gratitud. Me preguntó: "¿Sabías que la gratitud es la raíz de la alabanza?" La alabanza es lo que nutre nuestra gratitud. Cuando alabamos a Dios, declaramos lo bueno que es. Cada vez que alabamos, profesamos lo que Dios ha hecho por nosotros. Es imposible alabarlo sin tener algo por lo que estemos agradecidos. El Salmo 100 lleva nuestra alabanza a un nivel superior. Este Salmo nos invita a reconocer que debido a que el Señor nos creó, le pertenecemos y, debido a que le pertenecemos, podemos entrar por sus puertas y llegar a los atrios del Altísimo. Si alguien me hubiera dicho esto hace unos años, yo habría dicho: "Eso es genial". No hubiera vuelto a pensar en eso, pero hace unos años no sabía lo que sé hoy.
A veces nos familiarizamos tanto con porciones de la Biblia que nos olvidamos de que la Palabra de Dios es una palabra viva. No debemos limitar nuestra interpretación de cualquier porción de la Palabra de Dios a algo que escuchamos una vez. Al hacer eso, podemos estar perdiendo una gran revelación de Dios. En estos versículos, el salmista nos dice cómo podemos entrar en las puertas de Dios. En el pasado, cuando pensaba en las puertas de Dios, siempre imaginaba las puertas de nuestras iglesias, pero no creo que el salmista tuviera eso en mente cuando escribió el Salmo 100. Este Salmo nos llama las ovejas del prado de Dios, y si en verdad somos sus ovejas, sus pastos son nuestro lugar de provisión. Nuestra alabanza es la contraseña del lugar de provisión de Dios para nosotros.
¿Alguna vez te has parado a considerar cuánto tiempo pasas pidiéndole a Dios bendiciones y, una vez que Él te da esas bendiciones, cuánto aprecio muestras por esas bendiciones? Podría estar equivocada, pero creo que la mayoría de nosotros dedicamos más tiempo a pedirle a Dios bendiciones que a dar gracias por ellas. El Salmo 100 nos dice que debería ser al revés. De hecho, debido a que el Señor ya sabe no solo lo que necesitamos ahora, sino lo que necesitaremos en nuestro futuro, es más beneficioso para nosotros alabar más a Dios y pedirle menos. Al hacerlo, residiremos en su lugar de provisión y, como sabemos, Él es un buen proveedor.
¡Que tengas un maravilloso Día de Acción de Gracias!
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