Por Yanira Hiza
Para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual, aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.
1 Pedro 1:7 (RVR 1960)
Recuerdo que la primera vez que leí este versículo me pregunté por qué la Biblia dice que el Señor va a someter a prueba mi fe, si Él sabe todo y conoce si mi fe es auténtica o no. Meses después el Señor contestó mi pregunta y me dijo, “Hija tu fe es probada porque la que ignora el tipo de fe que tiene eres tú, no yo. Ese día comencé a caminar con entendimiento y comprendí que hasta que somos pasados por el fuego de los procesos de Dios no sabemos cuán autentica es nuestra fe.
No es hasta que somos pasados por el fuego de las pruebas, que conocemos la calidad de nuestro fruto, y nos damos cuenta si amamos a Dios por sus bendiciones o por quién es Él. Hasta que somos pasados por el fuego nos damos cuenta si la Palabra de Dios está arraigada en nuestros corazones o no. Porque cuando el fuego viene de Dios, su fin no es destruirnos. El propósito del fuego es perfeccionarnos, afirmarnos, fortalecernos y establecernos. El fuego revela los cambios que tenemos que hacer en nuestras vidas.
Muchas veces le pedimos a Dios que nos saque de la situación difícil en la que estamos, aún sin haber aprendido la lección que Dios quiere enseñarnos en esa situación. A veces, nuestras oraciones no son contestadas, porque el objetivo de Dios es que conozcamos mejor a Cristo, nuestro Señor y Salvador y que nos parezcamos más a Él. Si nos saca del fuego fuera de su tiempo, la obra maestra que Dios está haciendo en nosotros no sería terminada. Aun sabiendo el propósito de las pruebas, a muchos les cuesta aceptar el proceso de someterse a la voluntad de Dios.
Esto pasa porque ignoran que los procesos de Dios tienen enemigos los cuales son la carne, la mente y el diablo. La carne siempre se resiste a ser cambiada y transformada. La mente quiere entender el porqué del proceso y se pregunta, ¿por qué a mí? ¿Por qué me está pasando todo esto justo ahora si yo asisto y sirvo en la iglesia, leo la Biblia, ayudo a los pobres, etc.? En esta lucha de la mente se nos olvida que los procesos no son castigos de Dios, sino procesos de depuración (purificación), y de transformación para que nuestro carácter sea transformado en el carácter de Cristo. Y nuestro enemigo el diablo viene con todo su arsenal para impedir que demos pasos de fe.
Sin embargo, no estamos desamparados frente a estos enemigos. La Biblia nos dice que para vencer a los enemigos de los procesos de Dios tenemos que crucificar la carne, resistir al enemigo, y llevar cautivo los pensamientos que se levantan en contra del conocimiento de Cristo. La actitud con la que enfrentamos el calor del fuego en el proceso determina cómo Dios obrará en nuestras vidas. ¿Estás listo para enfrentar los enemigos del proceso de Dios en tu vida?
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