En aquellos días, Ezequías enfermó y estuvo a punto de morir. El profeta Isaías hijo de Amoz fue a él y le dijo: “Así dice el SEÑOR: Pon tu casa en orden, porque vas a morir; no te recuperarás. Ezequías volvió su rostro hacia la pared y oró al Señor.
2 Reyes 20:1-2
Últimamente, he estado orando por muchas personas que enfrentan serios desafíos. Cada semana, recibo más y más peticiones de oración de personas que inesperadamente recibieron malas noticias. Muchos cristianos se sorprenden cuando reciben tales noticias como si de alguna manera estuviéramos exentos de ellas. Lamentablemente, ese no es el caso.
La Biblia nos dice que el rey Ezequías recibió una de las peores noticias que alguien puede recibir. Estaba a punto de morir y Dios le dijo que no se recuperaría de su enfermedad. Esas son noticias severas. Lo que me inspira de la situación de Ezequías es que, aunque Dios le estaba diciendo que no había posibilidad de que él viviera, Ezequías todavía oró y esa oración le salvó la vida.
Eso, amigos míos, nos enseña que siempre debemos mantener nuestra fe. Mientras nos quede aliento, nuestra situación aún puede cambiar. No importa a lo que nos enfrentemos, de este lado de la eternidad, siempre somos candidatos a milagros si oramos. Es normal reaccionar con temor cuando recibimos malas noticias, pero por favor no permitan que el temor eche raíces en su corazón, combatan el temor con la oración.
Por la oración de Ezequías, Dios le permitió vivir quince años más. ¿Qué crees que hubiera pasado si Ezequías no hubiera orado? Estoy segura de que habría puesto su casa en orden y se habría perdido de quince años de experiencia en el trono y de vida con su familia.
Mis amigos, la oración trabaja. Es posible que no podamos evitar los problemas, pero podemos enfrentarlos con oración. Cada promesa en la Biblia está disponible para nosotros. No tomen las malas noticias como la última palabra de una situación. Las malas noticias son solo el punto de partida del próximo milagro de Dios y el comienzo de su nuevo testimonio. Para el pueblo de Dios, las malas noticias son solo una oportunidad para orar.

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