Mantengan sus vidas libres del amor al dinero y estén contentos con lo que tienen, porque Dios ha dicho: “Nunca los dejaré, nunca los desampararé”.
Hebreos 13:5 (NIV)
Hace algún tiempo tuve la oportunidad de ir a Cuba. Uno de los pastores de esa hermosa Isla me abrió su casa. Tenía una familia encantadora. Su esposa y sus dos hijas son algunas de las personas más hermosas que he conocido. El pueblo cubano no tiene mucho de nada, pero lo que les falta en bienes materiales lo suplen con generosidad y cuidado. Las dos jovencitas hijas de los Pastores se mudaron de su dormitorio para que yo pueda quedarme en él.
Hacia el final de mi estadía, la esposa del pastor me pidió que entrara a su dormitorio. Con lágrimas en los ojos, me dijo: “Quiero testificar de la bondad de nuestro Dios para nosotros. Mucha gente en la Isla no tiene mucha ropa, pero mira toda la que tenemos”. Abrió un viejo guardarropa y me mostró cómo cada miembro de la familia tenía al menos tres conjuntos de ropa. Su gratitud hacia la generosidad de Dios me humilló. Inmediatamente pensé en mi closet, lleno de tanta ropa, zapatos y otras cosas.. Sin embargo, hay días en los que me cuesta encontrar qué ponerme.
Hoy quisiera que escudriñáramos nuestros corazones para ver si apreciamos todo lo que tenemos. Debido a que vivimos en un mundo materialista y los medios de comunicación nos entrenan para querer más y más cosas, a veces damos lugar a la insensatez, sintiendo que Dios nos ha bendecido mucho porque no tenemos una casa más grande, la última tecnología, un auto nuevo, o los últimos electrodomésticos para nuestros hogares.
La realidad es que la mayoría de nosotros no apreciamos todas nuestras bendiciones como deberíamos. A veces damos por sentado cosas como tener un refrigerador lleno de comida y armarios llenos de ropa. Dios ciertamente ha cumplido sus promesas. Él nunca nos ha dejado ni nos ha abandonado. Tenemos todo lo que necesitamos hoy. Es hora de que empecemos a apreciar lo que tenemos y que agradezcamos a Dios por su generosidad.
Puede ser que no tengamos todo lo que queremos en la vida, pero seguro que tenemos más de lo que merecemos. Si no estamos preocupados por lo que comeremos o vestiremos hoy y tenemos un techo sobre nuestras cabezas, estamos en una mejor situación que muchas personas alrededor del mundo. Cada vez que pienso en ese pequeño guardarropa en Cuba y en las pocas prendas que tenía, tengo un servicio completo de alabanza y adoración en mi closet.
¿Cuándo fue la última vez que agradeciste a Dios por lo que hay en tu refrigerador, tu garaje o tu closet? Tal vez sea el momento de hacer un inventario de la bondad de Dios, y no hay mejor momento que ahora para gritar con jubilo alabanzas y bailar de alegría porque Dios verdaderamente ha sido bueno. ¡Adelante, disfruta de tu baile!
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