Hace dos semanas, fui testiga de una conversación única. Un médico de habla inglesa estaba dando de alta a un paciente de habla hispana del hospital. Debido a la barrera del idioma, estaban usando un intérprete. El paciente agradecido se despidió de su médico diciendo: “Gracias Doctor, oro para que la sangre de Jesús te cubra y te proteja”. Horrorizado, el pobre intérprete le dijo al Doctor “gracias Doctor Dios lo bendiga”. Antes de que pudiera preguntarle por qué no interpretó la frase completa, se volvió hacia mí y me dijo, “qué cosa tan desagradable . ¿Por qué cubrir a alguien con sangre? "
En ese momento, me di cuenta que la mayoría de personas no saben por qué los cristianos dicen que hay poder en la sangre. Me atrevería a decir que incluso algunos cristianos no saben exactamente cómo o por qué hay poder en la preciosa sangre de Jesús. Cantamos sobre ella, pero algunos no sabemos por qué lo hacemos. Creo que es apropiado compartir por qué 'HAY PODER EN LA SANGRE'. Nuestro Salvador sangró siete veces:
Sudó sangre en Getsemaní para pagar el precio de nuestra tranquilidad en tiempos de estrés o ansiedad (Lucas 22:44)
Sangró al ser azotado para pagar el precio de nuestra sanidad física (Mateo 27:26 e Isaías 53: 5)
Sus mejillas sangraron cuando le arrancaron la barba para pagar nuestra vergüenza o rechazo (Isaías 50: 6 y Salmo 3: 3)
Sangró cuando le pusieron una corona de espinas en la cabeza redimiéndonos de la maldición de la pobreza (Mateo 27:29 y Génesis 3: 17-19)
Cristo sangró cuando le clavaron sus muñecas / manos en la cruz para que todo lo que hagamos sea bendecido (Lucas 23:33)
Nuestro Salvador sangró cuando le clavaron los pies para que cada paso que demos reclame territorio para el Reino de Dios (Lucas 23:33)
Sangró cuando le traspasaron el costado. Su corazón se rompió para reparar el nuestro y dar a luz a Su iglesia (Juan 19:34)
Ahí tienes; la sangre de Jesús nos redime de toda maldición, enfermedad, virus y enemigo que podamos enfrentar. Por lo tanto, la próxima vez que cantes al respecto o bendigas a alguien con la sangre de Cristo, házlo con denuedo y autoridad. Házlo con gratitud y comprensión. Mi querida Familia, oro la sangre de Jesús, sobre todos ustedes.
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