top of page
fhuezo

¿Por qué los Votos Internos son Maldiciones?

Es una trampa dedicar algo precipitadamente y sólo después considerar los votos de uno.

Proverbios 20:25 NVI


En situaciones dolorosas, tendemos a hacer declaraciones sobre nosotros mismos para evitar sufrimiento en el futuro. Tales declaraciones son votos internos o promesas que nos hacemos a nosotros mismos, que a menudo incluyen las palabras siempre o nunca. Esas promesas, incluso las que suenan positivas, siempre son destructivas. Son la razón por la que muchos cristianos viven en la esclavitud de la pobreza, el abuso, la enfermedad y la soledad. También son la razón por la que muchas personas buenas se vuelven abusivas y manipuladoras.


Algunos ejemplos de votos internos son:

• "Nadie me controlará jamás".

• "Nadie me volverá a tratar así".

• Nunca dejaré que nadie vuelva a romperme el corazón.

• "Nunca perdonaré a ______por lo que hicieron".

• "Nadie me va a intimidar jamás".

• "Nadie me volverá a humillar así".


Pensé que la amiga mia que compartió conmigo por primera vez lo destructivos que pueden ser los votos internos me estaba tomando el pelo. Nunca había oído hablar de tal cosa, pero después de leer sobre ello, le agradecí inmensamente por abrirme los ojos sobre el tema. Cuando hacemos un voto interno, abrimos la puerta a nuestro enemigo, el diablo, para que traiga destrucción a nuestras vidas.


Los votos internos son malos porque se originaron en el corazón del mismo satanás. El libro de Isaías nos dice que satanás dijo: Subiré al cielo, exaltaré mi trono sobre las estrellas de Dios; También me sentaré en el monte del testimonio, en los extremos del norte (Isaías 14:13). Satanás hizo a un lado la voluntad de Dios para su vida y decidió hacer su propia voluntad. Puso sus deseos por encima del deseo de Dios para él. La raíz del voto interior de satanás era el orgullo.


Cuando hacemos un voto interno, incluso si nuestra razón para hacerlo es nuestra protección o la protección de los demás, declaramos nuestra falta de confianza en Dios. El dolor nos ciega, y como dice la Biblia, precipitadamente y sin considerar lo que decimos, anteponemos nuestra voluntad a la voluntad de Dios y nos hacemos una promesa vinculante.


Mis amigos, no olvidemos que entregamos nuestra voluntad a Dios cuando vinimos a Cristo. ¿Quiénes somos nosotros para trazar una línea en la arena y decirle a Dios o a nosotros mismos: "No la voy a cruzar?" ¿Qué derecho tiene el barro de decirle al alfarero: "No me conviertas en una copa"? No permitan que su dolor presente o su temor al futuro traiga rebeldía u orgullo a sus vidas. Cada vez que hacemos votos internos, en lugar de protegernos, nos maldecimos, pues nada bueno proviene del orgullo o la rebeldía.





29 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comments


bottom of page