Hace poco escuché un mensaje sobre el arrepentimiento que me rompió el corazón. No dudo de las buenas intenciones del predicador, pero su predicación me hizo sentir tan incómoda que casi salgo de la iglesia antes del final del servicio. En su sermón, este hombre de Dios enseñó a su congregación que el hundimiento del Titanic, el 911 en los Estados Unidos, y los desastres que están ocurriendo en todo el mundo eran juicios de Dios.
Al ver las noticias sobre el terrible incendio que destruyó la ciudad de Lahaina en Maui, me vino a la mente que probablemente muchas personas culparían a Dios por tal devastación o, como el pastor al que escuché predicar sobre el arrepentimiento, podrían pensar que el incendio fue el castigo de Dios por los pecados de las víctimas.
Mis amigos, la Tierra estuviera achicharrada si Dios juzgara a las personas por sus pecados ahora. Aquellos que piensan que los desastres naturales son el castigo de Dios, no conocen bien a Dios ni a Su Palabra. Romanos 5:20 nos dice: "La ley de Dios fue dada para que todas las personas pudieran ver cuán pecadoras eran. Pero a medida que las personas pecaban cada vez más, la maravillosa gracia de Dios se hizo más abundante".
Dios no está castigando a nadie ahora. Él nos está extendiendo gracia a todos nosotros. La mayoría de los desastres que enfrentamos hoy no son el resultado de la ira de Dios contra nosotros. Son el resultado de la mala administración de nuestro planeta. Cuando culpamos a Dios por los desastres naturales, hacemos lo que hizo Adán cuando culpó a Dios por sus acciones.
Cuando Dios le preguntó a Adán qué había hecho después de pecar, Adán respondió: "La mujer que me diste me obligó a hacerlo". No tengo dudas de que algunos de los desastres que enfrentamos hoy son el resultado del pecado, pero de ninguna manera son el resultado de la ira de Dios.
De la misma manera que una persona, que después de haber fumado toda su vida, sufre de cáncer de pulmón, no debe culpar a Dios por su enfermedad; no podemos culpar a Dios por el calentamiento global. Mis amigos, Dios nos dio la Tierra para que la administráramos. Después de abusar y abusar de sus recursos, tiene sentido que nuestro planeta esté en tan mal estado.
Llegará el día en que Dios juzgará a los hombres por sus pecados, pero ese día aún no ha llegado. La gracia de Dios para el hombre eventualmente se acabará, pero todavía no. La Biblia nos dice que la gracia gana indiscutiblemente todos los días cuando se trata de pecado versus gracia. Todavía hay tiempo para que los pecadores se arrepientan.
Prediquemos el arrepentimiento. El arrepentimiento es necesario porque no hay perdón de pecados sin él. El arrepentimiento es necesario porque la paga del pecado es finalmente la muerte. El arrepentimiento es necesario porque Dios ama a Sus hijos y ellos están desconectados de Dios a menos que se arrepientan. Aun así, ofrezcamos el arrepentimiento como lo hizo Cristo. En lugar de arrojar piedras a un pecador sus momentos más bajos, amémoslo lo suficiente como para decirle, "Ahora ve y no peques más." Dejemos de culpar a Dios de algo que El no hace.
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